Dios le bendiga hermanos, le quiero compartir como el señor ayer me estaba enseñando bien tremendo.  En mi patio en mi jardín, otra vez aparecieron las serpientes.  Y como la parábola o la enseñanza del sembrador, que sembró buena semilla y después apareció la yerba mala.  Los trabajadores le dijeron, pero quien puso esto aquí, si no hemos sembrado yerba mala.  El dijo, el enemigo la puso, y la sacamos dijeron los trabajadores.  No, dejen que crezcan la buena y la mala y después se sacara.  Y yo también pensé, bueno yo no pongo aquí serpientes para que salgan serpientes.  Pero sabes que estás serpientes estaban dormiditas.  Si estaban que ni yo me hubiera dado cuenta que estaban ahí.  Y yo nunca me pongo los lentes porque como se me caen,  Yo estaba mirando cerca, y la veo muy dormida la serpiente y pues en seguida la cogí (sacudí).  Y que muevo (las plantas), y estaban otras dos dormidas también.  Y las entere ahí de abono para mis plantas. 

  
   Pero el señor me enseño, que hay cosas en mi corazón que están ahí dormidas.  Y que yo creo que no tengo nada malo.  Pero cuando alguien mueve algo como hice yo en mi jardín, ahí están escondidas.  Yo quiero que el señor saque todo.  Porque yo quiero brillar de verdad para mis hijas, para mi esposo, para el mundo.  Y que el señor saque todo lo malo que hay en mí.  Y que yo creo que no estaban ahí.  Pero como decía pastor T.U. cuando te tocan el botoncito, eso sale.  Entonces tenemos a veces que escudriñarnos a nosotros mismos, como dice la biblia, para ver si de verdad estamos bien.  Y no, a veces ponemos una cara, y, pero adentro están las cosas, que nadie ve pero Dios sí.  Pues yo quería compartir, y espero que ya no aparezcan más serpientes. Y que si aparecen téngalo por seguro que yo le voy a dar duro, amen.

Este testimonio es de una hermana de una iglesia local:

Siguiente comentario por el hno. Nelson Cintron:

   Querido hermano/a y participante, a todo tiempo tenemos que estar en vela de nuestro castillo o jardín.  Como el atalaya en los muros velando por el enemigo (Isa 62;6).  Así como estaba Satanás él en el jardín de Edén, de nuevo quiere entrar en nuestro jardín. Cuando fuimos salvo, Jesucristo destruyo el poder del enemigo en nuestras vidas y nos dio la libertad (He 2:14,15), y nos hiso nacer de nuevo con un espíritu y corazón nuevo (Ez 11:19,20, Jl 2:28, Hch 2:4,39). El enemigo de nuestras almas no descansa, y siempre trata de tomarnos para atrás y ponernos en su esclavitud.  Con él están sus seguidores o espíritus caídos que luchan contra nosotros (Mt 12:43-45).  Hay también espíritus familiares que nosotros acostumbramos hacer amistad con ellos, algunos son la ira, rencor, odio, falta de perdón, el orgullo y muchos más.   Nosotros por lo natural no los podemos ver, pero como dijo nuestra hermana, si alguien nos toca el botoncito salen.  A veces el señor nos deja verlos para hacer una obra más profunda en nosotros.  El enemigo con sus legiones de espíritus inmundos plantan las cizañas en nuestras mentes y corazón para ahogar la buena palabra que Dios ha puesto en nuestros corazones (Mt 13:24-30).  Y como la parábola de los siete espíritus inmundo (Mt 12:43-45), si nuestra casa no está adornada con la palabra de Dios, ellos hacen morada en nosotros y después para que se salgan es bien difícil.

Nuestro estado postrero puede venir a ser peor que el primero.  Queriendo decir, si nuestros pecados fueran multiplicados tanto por uno, ahora son multiplicados tanto por siete, por ejemplo.  Estas cizañas o serpientes escondidas son descubiertas  por la predicación, o el continuo leer de la palabra de Dios y ayunando.  Si, debemos coger estas cizañas o serpientes, sacudirlas y hacer abono de ellas, aleluya amen!

Espero que este testimonio le haiga sido de bendición.

Si necesita oración, o recibir al Señor, mándenos su petición por la página de contacto                                                  

En el Señor

Hno  Nelson Cintron 

Pdo 5/28/15