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LA CENICIENTA

   Así como la Cenicienta fue destinada a poseer la corona,  nosotros también estamos destinados a poseer la corona del reino de Dios.  La mayoría de nosotros conocemos el cuento de hadas de La Cenicienta.  Como la madrasta y sus dos hijas le hacían la vida difícil a la Cenicienta, y la usaban como una sirvienta; aunque ella era parte de la familia.  Vamos juntos a un viaje, al antiguo cuento y recibamos una bendición espiritual.

   La mayoría de nosotros conocemos el cuento de La Cenicienta.  Después que murió su madre, el papa tomo otra esposa, una viuda egocéntrica con dos hijas con igual cualidades.  Pronto después, la Cenicienta tuvo que encararse con la crueldad de la madrasta y sus dos hijas.  Las tres estaban bien celosas de ella, y la usaban como una esclava; porque ella era mas hermosa y humilde que ellas.  Todos los días se pasaban frente al espejo embelleciéndose, porque le tenían celos.

   Un día, el rey del pueblo preparo una fiesta de tres días, y invito gente a la fiesta, con el propósito de que su hijo encontrara una futura esposa.  También la familia de Cenicienta fue invitada.  Las dos hijas contrataron el mejor peluquero y compraron los mejores vestidos para la fiesta, pero la pobrecita Cenicienta tenía que quedarse en casita por falta de traje y zapatos.  Ella tenia que lavar los trastes, barrer, y limpiar el piso. Cenicienta estaba quebrantada porque ella también quería estar en la fiesta.

    El día de la fiesta, la madrasta y sus dos hijas miraban a pobrecita Cenicienta, riéndose y burlándose de su trapo de vestido, y porque tenía que quedarse barriendo, limpiando, y cepillando el piso.  Así iban las dos hermanas, ricamente luciendo y adornadas a la fiesta.  Ellas también eran hermosas, pero no tan hermosas como Cenicienta.  La pobrecita sirvienta se quedó en el jardín triste y llorando. 

                                                        Mientras lloraba, su hada madrina vio que lloraba y le pregunto porque lloraba.  Ella le dijo todo a lo que había pasado y siguió llorando.  Su hada madrina quiso consolarla, y con su varita mágica cambio todas sus tristezas a alegrías.  

   La vistio con un traje bellísimo, y zapatos de cristal hechos para princesa.   La hada también transformo una calabaza a un carruaje, ratoncitos a caballos, rata a un cochero, y lagartos a sirvientes para escoltar a Cenicienta a la fiesta.  Solo que la hada le advirtió que esas bendiciones terminarían a la media noche, y tendría que regresar a tiempo ante que desaparecieran las bendiciones.

   Cenicienta estaba tan contenta de que podía ir a la fiesta, aunque tuviese que regresar corriendo antes que el reloj marcare la media noche.  Asi va Cenicienta vestida de princesa, con un par de zapatos de cristal, carruaje de oro y caballos, cochero y sirvientes

   Ella esperaba que el príncipe la notara y posible bailase con ella.  Cenicienta entro a la fiesta majestuosamente, y todos los ojos fijaron hacia ella.  Aun el príncipe no podía quitar los ojos de ella, porque lucia la más bella de las doncellas.

   Las hermanastras de Cenicienta no podían reconocerla porque lucia extremadamente preciosa.  Estaban furiosas y celosas ver esta doncella bailar toda la noche con el hermoso príncipe, y deseaban que la fiesta acabare pronto.  Todo iba bien para Cenicienta que casi se le olvida lo que le dijo la hada madrina, que las bendiciones terminaban a medianoche.

   Ella salió corriendo de la fiesta pensando llegar antes que las bendiciones desaparecieran, el traje de princesa, zapatos de cristal, y carruaje con cochero y sirvientes.  Pobrecita Cenicienta corrió tan rápido, que se salió un zapato en la escalera del palacio, pero no tenía tiempo para recogerlo.   

 

   El príncipe fue tras Cenicienta, pero solo encontró el zapato en la escalera.  El príncipe determino que la dueña del zapato de cristal seria su prometida, deseando que el zapato fuese de la doncella con quien bailo en la fiesta.  Les trataron el zapato a otras doncellas, pero no daban la medida perfecta. 

   Luego fue revelado al príncipe el camino por donde corrió la dueña del zapato, y fue apresurado al lugar donde vivía la doncella.  Cuando llego al lugar donde vivía, pregunto a quien le pertenecía el zapato.  Pero, la madrasta no llamo a Cenicienta para medirse el zapato; solo dejo sus dos crueles hijas medírselo.  Las dos hijas fallaron la medida aun con los trucos de la madre.   

   

   El padre percibió que era de su hija, la pobrecita sirvienta.  Cuando ella se lo midió, la medida era perfecta.  El príncipe inmediato reconoció que, ella era la doncella con quien había bailado en la fiesta.  La madrasta y sus dos hijas se pusieron aun mas celosas de Cenicienta.  La suerte callo sobre Cenicienta que fue destinada a ser princesa y reina al lado de su príncipe para siempre.   

 

Comentario por hno Nelson Cintron:

 

   Cenicienta destinada a reinar es igual a nuestro destino espiritual (Efe 1:4-5).  La madrasta como Satanás trata todos sus trucos para impedir que no heredemos la corona (Apo 3:11). Las dos hermanastras, como egoísmo y el celo (CC 8:6), y la madrasta como el orgullo (Prov 29:23) para siempre obran en hacernos su sirviente (Jn 8:34-36).  El padre, como uno que ha perdido su visión espiritual (Pro 29:18), también obra pera que no reinemos. 

 

   El padre, aunque vivía en la misma casa, no podía ver la crueldad de la madrasta y sus dos hijas (Mc 8:18).

Nuestro Dios como magia con su dedo, no varita, cambia todas nuestras desgracias en bendiciones (Sal 30:11).  No solamente bendiciones pero que pone nuestros enemigos, orgullo, egoísmo, y celo bajo nuestros pies (Sal 60:12, Exo 23:27).  Aunque en este mundo como siervos (12:37), y nuestra fe probada en el fuego (1P 1:7); si nos mantenemos humildes como Cenicienta, ese carruaje celestial nos levantara para estar con nuestro príncipe y rey para siempre (1Co 15:52).

   

   El Espíritu Santo esta preparando nuestras vestiduras reales blancas, con una fe de oro probada por el fuego, para unirnos con nuestro príncipe (Jesus) y reinar para siempre (1Thesa 4:17).  Aunque esta historia es un cuento hadas, simbólicamente Cenicienta es un tipo de la iglesia, y el príncipe un tipo de Jesús.  Solamente querido participante, que nuestra historia es real.  Que tu historia sea vista en cielo en ese día glorioso (Jn 14:3).  Que Dios les bendiga.

 

En el Señor                                                                    Hno Nelson Cintron                                                                   Nov 30,2023 

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